Para las personas con una diabetes, los dientes y las complicaciones bucodentales son temas recurrentes. La relación entre la diabetes tipo 1 y los problemas dentales no es evidente a simple vista. Sin embargo, para las personas con diabetes es tan importante cuidar de su higiene bucodental como tener una diabetes compensada, desde el mismo momento del diagnóstico.
La diabetes y las caries: un problema habitual
Azúcar y caries van a menudo de la mano y, para las personas con diabetes, este problema dental es uno de los más frecuentes. En efecto, una diabetes mal compensada no solo es responsable de un mayor nivel de azúcar en la sangre, sino también en la saliva, lo que favorece el desarrollo de caries.
Se debe tener en cuenta que, incluso antes del diagnóstico de una caries dental, los dientes sensibles al frío o al calor serán los primeros signos que lleven a consultar a un dentista. Esta consulta permitirá tratar rápida y fácilmente la caries.
Antes de llegar a este punto, y para evitar las caries con una diabetes tipo 1, una buena higiene bucodental con un cepillado regular de los dientes y el uso de hilo dental o de un cepillo interdental serán tus mejores aliados.
Disminución de la saliva: ¿qué complicaciones puede llevar asociadas?
La saliva es secretada por las glándulas salivales. Es fundamental para la humidificación de la boca, pero también como mecanismo de defensa contra las infecciones bucales. Por este motivo, una disminución del flujo salival no es algo que deba pasarse por alto.
Sin embargo, la diabetes tipo 1 (DT1) es responsable de la xerostomía, es decir, una boca seca debido a la disminución de la cantidad de saliva. El síntoma de boca seca será, para las personas que viven con diabetes, un factor que favorezca el mal aliento, pero también la aparición de afecciones bucodentales más frecuentes.
De entre las soluciones a esta complicación asociada a la diabetes, gestos básicos como dejar de fumar y una buena hidratación te permitirán disminuir el riesgo de tener la boca seca.
La diabetes tipo 1 y la gingivitis: causas y soluciones
La gingivitis afecta a todo el mundo, pero es un problema dental más frecuente entre las personas que viven con una diabetes tipo 1. Se trata de una inflamación de la encía, que se enrojece y se inflama y puede tender a sangrar fácilmente con el cepillado.
La gingivitis se debe a un depósito crónico de placa dental, producto secretado por las bacterias. Con el tiempo, la placa dental se mineraliza y se convierte en sarro que necesitará la intervención de un dentista para eliminarlo: es lo que se denomina tartrectomía (limpieza dental).
Manejar la diabetes y la salud dental exigen, en ocasiones, cierta disciplina. Debemos tener en cuenta que el cepillado de dientes, aunque sea minucioso, no impide el desarrollo de placa dental. Por tanto, las visitas regulares al dentista suelen ser indispensables para tratar a tiempo los problemas dentales, pues una gingivitis no tratada puede convertirse en periodontitis, una afección potencialmente grave en las personas con DT1.
La diabetes tipo 1 y la periodontitis: un tratamiento rápido
Unas encías inflamadas que sangran con el menor contacto, unos dientes que se mueven… Quizá se trate de una periodontitis. Es la temida complicación de una gingivitis no tratada, también mucho más frecuente y más grave en caso sufrir de diabetes tipo 1.
La periodontitis corresponde a una infección del periodonto, es decir, del tejido que sostiene el diente, que puede provocar la pérdida de los dientes y una destrucción ósea. En sus casos más graves, el tratamiento podría llegar a ser la cirugía.
Se trata de una situación poco frecuente hoy en día, ya que las diabetes están cada vez mejor compensadas y las personas con DT1 están más sensibilizadas con la necesidad de una buena higiene bucodental.
Para tratar este problema, el cepillado de dientes, las visitas regulares al dentista y una correcta gestión de la diabetes permitirán conservar una sonrisa radiante.