Entre las complicaciones de la diabetes, los ojos son uno de los principales objetivos. Hablamos de la retinopatía, ya que la retina es la que más se ve afectada. Sin embargo, es posible conservar una vista de lince incluso cuando se tiene diabetes tipo 1.
Aparición de la retinopatía diabética
Lejos de ser una fatalidad, el riesgo de presentar daños oculares, desde luego, está relacionado con la duración de la evolución de la diabetes y la importancia del desequilibrio glucémico. Así pues, es poco frecuente que la retinopatía diabética aparezca antes de los 18 años. El control de la diabetes también es un elemento clave para evitar esta complicación. Hoy en día, sabemos que un control deficiente de la glucemia durante la infancia¹ puede ser el responsable de una retinopatía más grave en la edad adulta y es así, incluso, aunque se mejore el control más tarde. Razón de más para asegurarse de que nuestros hijos tengan un buen equilibrio glucémico.
Sin embargo, todos somos diferentes cuando se trata del riesgo de enfrentar las complicaciones de la diabetes. Algunas personas pueden desarrollar una retinopatía con bastante rapidez, la que puede verse agravada por situaciones como el embarazo o una bajada repentina de la glucemia. Para otras, la DT1 puede no presentar complicaciones durante muchos años. En cualquier caso, todo el mundo coincide en la necesidad de disponer de un buen control glucémico para limitar este riesgo.
Avance de la retinopatía diabética
Ante todo, la lesión de la retina afecta a los pequeños vasos de esta última y a los nervios oculares (microangiopatía). Estas microangiopatías son el resultado directo de la glucotoxicidad (hiperglucemia crónica).
Las anomalías oculares pueden ser diversas. La estructura de los pequeños vasos del ojo se modifica a causa de la hiperglucemia crónica. Poco a poco, se van debilitando diferentes zonas de los vasos, lo que se conocen como microaneurismas, los que son una fuente de microhemorragias. Con el tiempo, ciertas áreas de la retina dejan de recibir sangre. Es lo que se conoce como isquemia.
En respuesta a esta isquemia, se forman nuevos vasos: este fenómeno se denomina neovascularización. Estos neovasos son mucho más frágiles que los vasos sanguíneos normales. En ausencia de tratamiento, pueden provocar complicaciones graves, como una hemorragia en el humor vítreo que, si no se reabsorbe de forma espontánea, puede causar una disminución de la agudeza visual y requerir una intervención quirúrgica (vitrectomía). En caso de fibrosis, se puede ejercer tracción en la retina, lo que puede provocar un desprendimiento de esta.
Se habla de retinopatía diabética proliferativa o no proliferativa, según la presencia o ausencia de neovasos, con diferentes estadios de gravedad y, por tanto, riesgo de complicaciones que pueden llegar hasta la ceguera.
Afortunadamente, las complicaciones de la diabetes relativas a la vista son mucho menos frecuentes que en el pasado. No obstante, la pérdida de visión sigue siendo posible, sobre todo en caso de edema macular (hinchazón de la mácula, que es la zona más importarte para la vista). Para evitar esto, es necesario actuar pronto, ya que existen tratamiento curativos y preventivos.
Tratamiento de la retinopatía diabética
Hoy al igual que ayer, el primer elemento es el control de la glucemia. La HbA1c está directamente relacionada con la retinopatía diabética, más aún si el paciente es joven². Así pues, un buen control glucémico es indispensable para evitar la evolución de la retinopatía cuando esté presente. Sin embargo, en el caso de retinopatía avanzada y diabetes muy desequilibrada, la mejora de la glucemia debe ser paulatina para evitar la agudización de la retinopatía. Asimismo, es fundamental evitar elementos que agraven la retinopatía diabética, como la hipertensión arterial o el tabaquismo.
Existen tratamientos para cada etapa de la evolución de la retinopatía diabética, pero cuanto antes se inicien, más eficaces serán. La fotocoagulación con láser es uno de los tratamientos más eficaces para destruir los neovasos. Pese a esto, en caso de haber hemorragias, no se puede emplear el láser y es necesario realizar una intervención quirúrgica más compleja. Para evitar esta situación y cuidarse la vista, es indispensable hacer un seguimiento periódico.
¿Qué pruebas de detección periódicas deben realizarse para limitar esta complicación de la diabetes³?
- Examen de fondo de ojo a partir del diagnóstico de diabetes (a los niños se les hace el primero a los 10 años)
- Fondo de ojo anual, luego, primera angiografía tras los primeros signos de retinopatía diabética (y, llegado el caso, sistemáticamente tras 5 años con diabetes)
Fuentes
¹Mary White, Matthew A Sabin, Costan G Magnussen, Michele A O’Connell, Peter G Colman y Fergus Cameron. Long term risk of severe retinopathy in childhood-onset type 1 diabetes: a data linkage study. Med J Aust, 2017; 206 (9): 398-401. || doi: 10.5694/mja16.00712
²O67 L’HbA1c et la glycémie à jeun sont prédictifs de la rétinopathie à 10 ans, P. Massin1 et al., Diabetes & Metabolism, volumen 35, suplemento 1, marzo de 2009, páginas A17-A18
³Syndicat National des Ophtalmologistes de France (Sindicato Nacional de Oftalmólogos de Francia)